Estados Unidos: deuda récord y reputación a la baja
La deuda federal estadounidense ronda los 35 billones de dólares; solo los intereses equivalen a todo el PIB anual de México. Esa presión fiscal ya le costó al Tesoro la pérdida de la ansiada calificación “triple A”. Con un dólar cuyo prestigio cede terreno, los capitales se permiten diversificar y el peso aprovecha la corriente, no porque se vuelva invencible, sino porque su contraparte se debilita.
Divergencia monetaria y señales de mercado
Mientras la Reserva Federal mantiene sus tasas fijas, Banxico recortó 50 puntos base para inyectar liquidez. El diferencial de rendimientos se estrecha, pero la moneda mexicana conserva atractivo gracias al apetito por riesgo renovado tras el alivio geopolítico parcial en Medio Oriente. No se trata de magia sexenal: es el reflejo de decisiones asimétricas entre bancos centrales y de un dólar fatigado.
Solidez bancaria frente a la guerra financiera
La reciente degradación de dos bancos de nicho en México representó apenas 3 % de los activos del sistema. El tipo de cambio ni se despeinó. Los señalamientos foráneos lucen como parte de una guerra financiera que intenta minar la confianza de terceros; hasta ahora la banca nacional resiste gracias a una década de regulación prudencial.
Economía real: las luces ámbar que no conviene ignorar
Detrás del optimismo cambiario surgen datos menos alentadores: el índice oportuno del INEGI ya muestra la primera contracción mensual en la actividad económica, el consumo interno se enfría y las exportaciones manufactureras entraron en terreno negativo en mayo. La incertidumbre arancelaria, frena inversiones en la frontera norte y la ola de nearshoring se toma su tiempo para materializarse. En paralelo, el costo del servicio de la deuda pública mexicana ya ronda 14-15 % del gasto federal, proporción que obliga a cuidar cada peso del erario.
Mirada hacia adelante
El peso luce fuerte porque el dólar luce frágil, pero la economía tangible envía señales de desaceleración. Convertir la bonanza cambiaria en bienestar requiere reactivar motores productivos, acelerar la diversificación de mercados y mantener disciplina fiscal. De lo contrario, el llamado “superpeso” corre el riesgo de quedarse en anécdota mientras la economía real continúa apagando luces.
Por Carlos Jesus Azpe Fimbres
Julio 2025