El tipo de cambio se ha defendido alrededor de 19.05 MXN/USD, un nivel sorprendente si se considera el ruido externo: guerra en Medio Oriente, prolongado conflicto Rusia-Ucrania y amenazas arancelarias. Sin embargo, como recuerda la máxima de mercado, el peso baja por las escaleras y sube en el elevador: basta un sobresalto geopolítico para que la divisa pierda suelo en horas.
La industria exportadora —punta de lanza de Sonora— acusa fatiga. Tarifas inciertas (25 %, 50 %… ¿cuánto y para cuándo?) enfrian nuevas inversiones: las plantas sólo reinvierten para mantenerse operativas; los planes de expansión esperan claridad comercial. El resultado ya se siente en desempleo incipiente dentro de los corredores industriales de Hermosillo y Nogales.
En entornos de guerra los metales preciosos escalan: el oro ronda máximos históricos y la onza raya niveles récord. Sonora —líder minero del país— podría capitalizar el contexto si reactiva proyectos detenidos y otorga certeza regulatoria. Una estrategia público-privada, acotada al estado y blindada de la turbulencia arancelaria nacional, daría oxígeno a la economía local.
El estado posee salida al Pacífico para gas natural, interconexión con la red estadounidense y el Plan Sonora de energías limpias, que garantiza una de las tarifas eléctricas más competitivas de México. En un mundo sediento de nearshoring, estos factores convierten a la entidad en un refugio atractivo para capital productivo… siempre que exista certidumbre jurídica.
Una iniciativa de senadores republicanos propone gravar con 3.5 % sólo las remesas enviadas en efectivo, giros o cheques. El golpe recaería en los trabajadores rurales que aún no usan servicios bancarios; las transferencias “formales” quedarían exentas. El riesgo es claro: reducir el flujo registrado, no el real, pues los migrantes hallarán rutas informales para el mismo dinero.
Acuerdos comerciales “locales” al estilo de los pactados entre la jefa de Gobierno capitalina y la administración Trump: marcos específicos que blinden inversiones contra vaivenes federales.
Fast-track a proyectos mineros sustentables que aceleren generación de divisas y empleo.
Promoción agresiva de su ecosistema energético y portuario para capturar la ola de relocalización industrial.
México navega un ciclo extraño: tasas a la baja, peso aún fuerte y sombras de recesión. Para Sonora, la clave será transformar la incertidumbre global en oportunidad, anclándose en su posición geográfica, su músculo minero y acuerdos hechos a la medida. Solo así el estado podrá pasar de los nubarrones macro a cielos más despejados en lo local.
Por Carlos Jesus Azpe Fimbres