México exporta petróleo, pero importa buena parte de la gasolina que consume. Con una refinación insuficiente y finanzas públicas limitadas para nuevos subsidios, un encarecimiento prolongado del crudo ―y de la gasolina― tendría un impacto directo en la inflación, que ya mostró un repunte en la lectura más reciente.
Horas antes del ataque el tipo de cambio se cotizaba por debajo de 19 MXN/USD; tras el aumento de la aversión al riesgo regresó “en elevador” por encima de esa barrera. Como recordó Carlos Azpe, el peso “baja por las escaleras y sube en elevador”: ante choques geopolíticos los capitales salen rápidamente de monedas emergentes. Incluso las criptomonedas retrocedieron en la misma jornada.
En Estados Unidos la financiación de una “economía de guerra” obliga a mantener rendimientos atractivos: pese a la petición política de bajar las tasas de la Reserva Federal en dos puntos, Jerome Powell dejó claro que tal recorte es inviable mientras se requiera colocar más deuda para gasto militar. Los tipos altos en EE. UU. seguirán presionando a los mercados emergentes.
El mismo entorno proteccionista incluye la posible imposición de aranceles de 25 % a 50 % sobre autos importados. Para Hermosillo — sede de una planta exportadora — esto implicaría menor competitividad y riesgos de empleo, justo cuando el estado ya enfrenta el encarecimiento de los combustibles.
Los conflictos bélicos suelen disparar los precios de los metales; el oro marcó un nuevo récord esta semana. Después de años de regulaciones que frenaron la inversión, reactivar la minería en Sonora podría convertirse en un amortiguador clave frente a la desaceleración industrial.
El choque Israel-Irán devuelve la volatilidad a los mercados: petróleo caro, peso a la baja y mayores costos financieros. Para México el reto inmediato es contener el efecto inflacionario de la gasolina, proteger la competitividad automotriz y aprovechar la coyuntura de metales con una política minera pragmática. La rapidez de respuesta determinará qué tan profundo será el impacto en la economía sonorense y nacional.
Por Carlos Jesus Azpe Fimbres